EMPRESA
27/09/2016 8:41:00
La habilidad para solucionar problemas, poco valorada a pesar de su valor
"Soy el señor Lobo. Soluciono problemas". Es la impactante presentación que de sí mismo hace el personaje interpretado por Harvey Keitel en Pulp Fiction cuando llega, vestido de etiqueta e irradiando seguridad, a la casa de Jimmy (Quentin Tarantino). Dentro le esperan los matones Vincent y Jules (John Travolta y Samuel L. Jackson) y un cadáver del que deben deshacerse antes de que la esposa del dueño de la casa regrese del trabajo. Todo un marrón que llena de angustia y nerviosismo a sus protagonistas. A todos menos al señor Lobo, quien tras interrogar a los implicados, tomar unas notas en su libretita y hacer un rápido inventario de los elementos con los que cuenta, traza un sencillo plan que logra sacar al grupo del atolladero.
Es difícil imaginar a un empresario o directivo al que no le gustaría contar con un señor Lobo en su organización; con esa persona capaz de resolver situaciones de las que, ya sea por engorrosas y rutinarias, ya por delicadas y complejas, nadie más quiere encargarse. Pero lo cierto es que esos "apagafuegos" profesionales existen. Es a ellos a quienes se acude cuando hay que mediar en un conflicto entre empleados, atender a una visita incómoda o dar la cara ante un cliente que ha sufrido una incidencia grave. "En casi todas las empresas existen personas que se hacen cargo de ciertas tareas desagradables y no muy lucidas, pero que es necesario despachar bien", asegura Juan San Andrés, consultor de factor humano, equipo directivo y organización. Se trata de unas figuras fundamentales que aportan valor a la compañía, ya que "permiten que la maquinaria productiva de la organización siga centrándose en lo esencial y no pierda tiempo en lo secundario pero inevitable", añade.
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